Por Elena Morado
@Elena6Morado
Hace unos días, me enteré que un colegio particular en el Estado de México anuncia como novedad libros infantiles de realidad aumentada. La idea no me gustó del todo, ya que estas publicaciones se distinguen por contener imágenes en movimiento (se añaden aspectos virtuales a la realidad) mientras se usa un dispositivo móvil.
1) 2 alumnitas leen un libro de la bilioteca escolar. Una usa un juguete didáctico, mientras que su compañera le lee.
¿Qué no me gustó?
1) 2 alumnitas leen un libro de la bilioteca escolar. Una usa un juguete didáctico, mientras que su compañera le lee.
¿Qué no me gustó?
Creo que los libros están dejando de ser libros: Prácticamente, son videojuegos. Incluso, me atrevería a decir que el usuario (no lector) se pierde u olvida la narrativa por cumplir el objetivo del “libro de realidad aumentada”: asombrarse y descubrir qué sorpresa depara cada vez que se cambia la página o presiona la pantalla con un dedo. Y es que estos artículos simulan espacios reales con patrones de bosques verde limón y búhos ojones con lentes (tan irreales y poco trabajados). No se lee; se mira. Se interactúa a través de una pantalla; no de otro (no se necesita a un compañero para que nos lea o al cual leerle). Basta con un celular o una tableta.
¡Bah!
¿Cuáles son las debilidades de estos libros?
* El usuario pasa el dedo y “la magia” no ocurre: Hay que enfocar de manera muy precisa la portada y contenido del libro con el dispositivo.
* Son libros álbum (carecen de texto), y cuando lo hay, los usuarios se distraen con los efectos sonoros, diálogos y animaciones.
* Son temporales. Estoy segura que en cuanto pasen de moda o el celular ya no acepte la aplicación, el encanto se pierde.
* Los dedos impiden observar con detenimiento y a detalle la pantalla. Estorban mientras el usuario interactúa.
* En los comentarios de las reseñas, algunos usuarios consideran las instrucciones deficientes o acusan a la aplicación de inservible.
* Cuando hay texto, en algunos casos, con la pantalla la tipografía es muy pequeña y borrosa.
En niños muy pequeñitos, es necesario que un adulto configure el idioma, ajuste los niveles de juego o retos e instalar la aplicación.
* El contenido del libro con realidad aumentada se minimiza a acciones: Sale un árbol, muge una vaca, un niño grita. ¿Y la narrativa? ¿El inicio, el desarrollo y el final?
¿Y a favor?
* Las editoriales señalan que es bueno para niños autistas.
* Los contenidos son bilingües.
* Hay acertijos o rompecabezas con varios niveles de dificultad.
Reitero…
Para ser honesta, me parecen atractivos, bonitos y novedosos (así como cualquier juguete u objeto innecesario, pero simpático a la vista). Mientras pueda elegir, seguiré con los libros en tercera dimensión porque se tienen que leer e interpretar para que la imagen que resalta tenga un sentido ¿Lo han probado con los menores de edad? Me encantan sus expresiones de emoción, interés y gusto al respecto. Incluso he probado que mis estudiantes sean los autores de esta categoría de publicaciones infantil es y han sido todo un éxito porque no todo está dicho ni expuesto, siempre hay algo que los lectores pueden hacer, rehacer, pensar y repensar. Les daré una oportunidad, pero no me emocionan ni anhelo poder conocerlos en vivo y a todo color porque es una forma de "abaratar" la lectura, los cuentos y las ilustraciones (pareciera que las historias clásicas o los dibujos son tan poco ilustrativos, que hay que venderlos con la tecnología).
Te comparto algunas actividades para leer y escribir en mi canal de YouTube. Mira:
Finalmente, creo que el estilo tan "impresionante" y "estimulante" de libros en realidad aumentada es para aquellos que creen que ser lector es mirar letras con la boca abierta exclamando ¡¡¡la lectura es divertidaaaa".
¡Bah!