viernes, 29 de mayo de 2020

PONENCIA: LA LECTURA INFANTIL Y ALGUNAS CURIOSIDADES.

Por Elena Díaz Carmona (redactora y mediadora de lectura infantil). Esta propuesta se presentó en el Primer Coloquio Multidisciplinario de Literatura Infantil y Juvenil en la Universidad Autónoma de Morelos.

@Elena6Morado

Hoy en día me alegra saber que hay interés en fomentar la lectura en las escuelas públicas y privadas, ya que se aprovechan los espacios incluyendo bibliotecas, funciones de cuentacuentos y hasta en ferias del libro; pero ¿Acaso la lectura debe incluirse sólo en espacios llenos de libros y únicamente días de fiesta? Definitivamente no, y es por eso que dedico estas palabras a quienes están frente a un grupo de estudiantes de primaria de lunes a viernes.

Como maestra de fomento a la lectura he tenido la oportunidad de laborar en varios colegios particulares de mi localidad y en absolutamente todos he hallado el mismo problema: El lector no es tomado en cuenta y las bibliotecas se usan para alejar a los estudiantes. Y es que, la situación es compleja porque algunos directivos y maestros de los colegios no visualizan las bibliotecas como un sitio de encuentro con el otro, de placer y de juego; sino que son usadas como lugares para castigar a los estudiantes que tienen un mal comportamiento, para aquellos que después de horas del toque salida no han venido a recoger o incluso para guardar libros viejos o jamás abiertos que se conservan en cajas. Sin duda, no estamos actuando correctamente porque el castigo es el aislamiento.


a) En verdad que este proyecto significa trabajo arduo: Cuando me invitaron como ponente a la UEM en el 2019, un día antes, me caí y mi boca sufrió las consecuencias. Estaba sola, llorando en el hotel y preocupada por mi dentadura. Por fortuna, podía hablar. 

¿LA LECTURA DEBE SER DIVERTIDA?

Esta es una pregunta que ha surgido en mí desde hace 2 años, ya que la televisión, radio, colegios y algunos libros enfatizan la palabra “DIVERSIÓN” (así, en mayúsculas) como característica principal destinada a los infantes. Pareciera que nos intimida el hecho de que los niños y niñas perciban y sientan emociones como: miedo, aburrimiento, enojo o tristeza. Recuerdo con precisión el rostro preocupado de mis compañeros docentes, pues el reto es: Que el alumno no se me aburra.

Estoy de acuerdo en que una sesión o clase no debe abundar el aburrimiento, pero sin duda debe contener un poco de todo. He tenido experiencias mágicas cuando el tema es la protección de los animales y mis estudiantes se conmueven hasta las lágrimas. Lamentablemente, si no vemos que un niño sonríe y se carcajea con los libros, creemos que se aburrió porque no fue impactante. Tremendo error. 

Pero ¿Y si nuestro público se aburre? Un narrador experimentado lo notará enseguida y tiene 2 opciones: Captar la atención del público o, provocar el que mismo busque alternativas más atractivas. Desde luego, yo elijo la primera; la cual también dependerá de la disposición del oyente. No toda la responsabilidad recae en el cuentacuentos. He compartido historias fantásticas y en ocasiones algunos chiquillos se aburren. Está bien y están en su derecho, sin duda, no les gustó la historia o simplemente no están acostumbrados a que les lean. Es respetable.

¿QUIÉNES SON LOS LECTORES INFANTILES?

He aquí un error que sucede en la mayoría de los adultos: Ofrecemos al alcance de los niños y niñas lo que a nosotros nos gusta. Lamentablemente, no reparamos en si el contenido es sano o apropiado para su edad. Por ejemplo: Programas de televisión en horario vespertino (que dicen ser familiares), escenas en las que la exaltación de emociones predomina (golpes, abusos e insultos al otro), caricaturas estridentes (observemos con detenimiento cómo en las emisiones no hay momentos de silencio), lenguaje inapropiado (el albur y doble sentido no sólo en medios digitales; sino también impresos). Estas observaciones me parecen pertinentes porque, en ocasiones, nos negamos a que los infantes tengan en sus manos libros (escritos por profesionales) sobre temas como: abuso sexual o parejas del mismo sexo ¿Por qué? Pareciera que los temas que más incomodan o desconocemos nos dan miedo, y sólo permitimos que se vean si son tratados con humor o vulgaridad. Y, lamentablemente, creemos que los menores de edad no lo entienden en “la caja negra”; y si lo leen en los libros infantiles, se confundirán.

b) Un lector no es aquél que necesariamente tiene todo el tiempo un libro entre sus manitas. 

Sin duda, estoy segura que los pasos agigantados no sucederán en el campo del fomento a la lectura si menospreciamos a los lectores infantiles. Y entonces….

¿CÓMO INCLUIR LA LECTURA EN EL AULA ESCOLAR?

En primer lugar, en mi experiencia, considero que tenemos que desechar la idea de considerar un límite de tiempo para leer. A los estudiantes les asombran las narraciones (vengan o no incluidas en libros escolares). Si atrapamos a los infantes con una trama atractiva, no estarán al pendiente del tiempo (nosotros tampoco).

Estoy a favor de incluir cuentos con enfoque filosófico o de crítica social. Los oyentes lo gozan, resaltan su empatía, reflexionan y les parece trascendente. Y qué decir del uso del humor ¡Es fantástico! Es curioso cuando las expresiones faciales cambian de un estado a otro ¿Han notado cómo los labios se extienden y abren en infinidad de formas cuando los infantes pasan de la concentración a la risa para congelarse en el asombro? A mí me encanta ser cómplice de ello.

En mi opinión, me parecen inservibles aquellas campañas a favor de la lectura protagonizadas por famosos, simplemente, lucen bien a cámara con un montón de hojas e impresionados por un destello que los asombra y envuelve, pero sin dejar de posar con estilo.

Sería fructífero que el estandarte de dichas campañas fueran los sucesos, experiencias y resultados a viva voz de quienes nos dedicamos al fomento a la lectura con nuestros montones de libros (álbum, pop-up, para colorear y más), marionetas,  juegos didácticos y colores (sólo por mencionar algunos); y con seguridad, también los lectores de todas las edades que nos escuchan, aplauden o se duermen mientras narramos un cuento (se duermen, muchas veces, porque los regresamos a la primera infancia) ¿Acaso en las noches no nos arrullaban con cuentos?

c) El lector es aquél que se sensibiliza con los libros, el juego, la voz y los cantos. 

¿Y EL DOCENTE EN LA BIBLIOTECA ESCOLAR?

Tristemente, como maestros, los directivos nos eligen un papel que disgusta y muchos no sabemos hacerlo: El de vigilante. Viene a mi mente cuando leo historias y la maestra titular está ahí acompañando a sus estudiantes. Ella con la mirada atenta y lista para regañar, percibe si alguien bosteza, platica con el otro o mira a la nada (tiene tanta astucia para ello que no es necesario que lo vea, simplemente lo siente y dice el nombre del alumno que rompe con el silencio absoluto que exigimos en una biblioteca). Me pregunto: ¿Las bibliotecas escolares deben carecer de sonidos? Yo creo que no: Imagínense cuando leemos narraciones humorísticas y los infantes ríen o qué tal cuando escuchan una historia de terror y gritan de miedo. Es aceptable, y desde luego, placentero.

Es entendible el papel de “maestro vigilante” (al que me refiero) porque las bibliotecas escolares son, lamentablemente, en ocasiones, sitios de espera, guarderías o espacios únicamente para consultar libros y obtener información. Es un uso limitado incluso para las publicaciones, ya que son prácticamente inexistentes las revistas, enciclopedias, periódicos, textos de divulgación científica e historietas. Debo agregar que, lamentablemente, la exhibición de libros en bibliotecas escolares está abandonado porque los ejemplares son colocados en sitios poco espaciosos donde se arruinan y empolvan porque no son atractivos al ojo del infante; ya que son puestos en libreros donde lo único que se ve es el lomo y ¿Cómo juzgar un libro si ni siquiera vemos su portada? Lo ideal, a mí gusto y experiencia, es colocarlos mostrando la portada, incluso semiabiertos; los lectores son curiosos y si ven un poco del interior del libro “toman el anzuelo”. También aquellos libros populares con historias clásicas o personajes de Disney siempre destacan por pasar de un lugar a otro, pues los estudiantes los leen una y otra vez y van de una mano a otra ¡Todos los quieren! Yo opto por ponerlos abajo o muy arriba (sólo el lector que se esfuerza, lo hallará). Me gusta dar la oportunidad a publicaciones que casi nadie elige a pesar de que su contenido es brillante.

Otro error que he observado de manera recurrente es colocar todos los libros fuera del alcance de las manos de niñas y niños. Entiendo que, como adultos, somos celosos de lo nuestro y desconfiamos de las intenciones de los menores (¿y si lo rompe, y si lo raya?). Estoy segura que, si nos damos a la tarea de abordar a los alumnos y explicarles cómo debe tomarse y tratar un libro, lo entenderán y confiaremos en él. Intentemos.

Recuerdo que hace unos meses acudí a una linda biblioteca infantil de la Ciudad de México. Muy bella, colorida, espaciosa, ideal para chicos y grandes, pero el error era que los cables e interruptores de las computadoras y material electrónico estorbaban y quitaban visibilidad a los libros. Se notaba que los visitantes no exploraban los mismos porque estaban empolvados (hasta con telarañas), además algunas bibliotecarias daban prioridad a la exhibición de objetos personales como: recuerdos, peluches, tarjetas de felicitación, fotos de familia y flores (encima de los libros) porque convertían la recepción en toda una vitrina de decoraciones sentimentales.

Por otro lado, quienes nos especializamos al fomento a la lectura (nombrados de múltiples maneras como cuentacuentos, mediadores y animadores), estamos en el olvido. Casi nulas son las escuelas que tienen una biblioteca y una materia de fomento a los libros con un docente especializado en la materia. Lamentablemente, se obliga al docente titular, que tiene más trabajo porque imparte otras materias, a promover el hábito lector (y sin un pago o sueldo extra por estudiar esta profesión).

d) Los juegos didácticos son un gran aliado para quienes creemos en la importancia de reforzar los sentidos, valores y habilidades. 

Para terminar este apartado, incluyo una observación más: Tomar la lectura en serio. En lo personal, he podido desempolvar enciclopedias gracias a que las hojeo, reviso, leo y comparto ¿Cómo? He encontrado un bello hábito: En cada clase de Taller de Lectura y Redacción, previamente, leo el contenido de un apartado interesante de alguna enciclopedia. Por ejemplo: Animales (A todos los niños les encantan). Así que cedo de 5 a 10 minutos para compartir un dato curioso con mis estudiantes: - ¿Sabías que los cerdos son animales tan inteligentes que pueden formar lazos afectivos muy estrechos y por eso cuando descansan lo hacen nariz con nariz? Si alguien quiere saber más de este simpático animalito, vengan en su recreo y tomen esta enciclopedia -. Es más, cuando el tiempo alcanza, un estudiante busca en orden alfabético el nombre del animal que le gusta y quiere saber un dato curioso, lo comparte con el resto de la clase al leer la información en voz alta. Y así, ahora, las enciclopedias (esos libros grandotes y pesados) son “manoseados” y cargados con mucho esfuerzo (me encanta que los lectores sean perseverantes y compitan por conseguir lo que quieren). Me satisface ver la escena de la discordia: - Yo vi primero el libro y me toca leerlo; sí, pero yo lo tomé primero-. Y ahí entró yo, como adulto, a equilibrar la situación.

¿Y SI JUGAMOS A LEER?

e) Creo que las autoridades educativas, además de promover el uso de la tecnología, deberían enfocarse en alentar el uso de libros en una biblioteca escolar. Es necesario para formar alumnos generosos y respetuosos con toda forma de vida. 

Para finalizar, me encantaría compartir la forma en, personalmente, fomento la lectura ¡Con el juego! Y es que el juego es valioso porque permite desarrollar la creatividad, aprender por imitación, sensibilizar, reforzar lazos afectivos, desarrollar habilidades motrices y no motrices como caminar, correr, mantener el equilibro; compartir, ser tolerante y tener paciencia. Sin duda, estas experiencias lúdicas quedan en la memoria del menor y, en muchos casos, si no le gusta leer; ahora le gustará porque recordará que con dicha historia cantó una canción, ganó un juego, la niña que le gusta le sonrío al hacer equipo para lograr la victoria, la maestra lo abrazó, se asustó con un personaje, en fin… Es una forma de explorar el mundo, de generar autoconocimiento y de mantener el ánimo.

Hoy, gracias a este estilo, diseñé el taller de “Lectura Lúdica” y mis sitios en redes sociales nombrados “Juegos de Lectura” en los que predominan el valor del juego acompañado de libros infantiles. Es ya una tradición leer y contar cuentos para mis estudiantes y hacer un juego referente al protagonista del libro en cuestión, al ambiente, al problema o a la portada. Y así es como disfrutamos de sesiones (no es un curso en el que el aprendizaje sea cuantitativo y por ello la dificultad aumente) más bien es cualitativo, con el propósito de que la evaluación sea auténtica y el estudiante acuda a leer, a que le lean, a jugar, a socializar, a conocer de autores e ilustradores.

No está dentro de mis objetivos convertir a un infante en el próximo nobel de literatura o en un Juan Rulfo ¡No! Mi propósito es que si, casualmente, mi taller lo inspira a ser un escritor ¡Que sea porque lo eligió y porque las experiencias emotivas se quedaron interiorizadas en su memoria!

f) Si fomentamos la lectura, encaminemos las experiencias hacia la escritura. 

Estoy segura que si nos concentramos en conocer, investigar y compartir a los niños, niñas, jóvenes y adultos la historia de vida y fotografía de un ilustrador y escritor de libros infantiles no sólo estaremos fomentando la lectura; sino también la cercanía entre el docente y el estudiante, el libro y el estudiante, el autor y el estudiante. Por favor, quitemos esa idea de que sólo escribe el que es escritor; acompañemos a los niños y niñas a escribir, a preguntar, a hojear y escuchar un cuento porque sin duda, gracias a los maestros y maestras que leyeron para mí (los recuerdos muy bien), hoy puedo jugar y leer, con y para otros. Y desde luego, perfeccionar mi redacción y lectura.

Gracias.

Elena Díaz Carmona es maestra, y mediadora de lectura para niños, niñas de kínder y primaria. Ha trabajado para la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, estancias infantiles, colegios particulares y escuelas de artes. Su experiencia laboral incluye la elaboración de transcripciones y reseñas de libros, además de artículos sobre desarrollo infantil. Elena es Licenciada por la carrera de Comunicación por la Universidad Autónoma de México (UNAM), y activista por los derechos de los animales.

El presente artículo de opinión “La lectura infantil y algunas curiosidades” es producto de una investigación que la ponente ha vivido a lo largo de sus más de 7 años como maestra de asignatura de taller de lectura y redacción con estudiantes de 5 a 12 años de edad. Las opiniones de la autora pretenden dar origen a debate, pero también a reflexionar para mejorar la forma en que mostramos y narramos historias a los menores de edad. Sin duda, también es una crítica a la mayoría de colegios que cuentan con bibliotecas escolares, pero que las incluyen por mera exigencia y obligación de sus mandatarios (o hasta por mera apariencia); y no por gusto, exploración o interés en fomentar la lectura entre sus alumnos o como ellos les dicen “clientes”.

Si usted, lector, desea profundizar más sobre este tema, escríbame a: elena.morado6@gmail.com

*Muchas gracias a la UAEM por considerar la lectura de libros infantiles un tema para conversar y proponer. 

g) Si mi cara luce evidentemente asimétrica es por ese accidente que nunca olvidaré al igual que la experiencia de compartir mi conocimiento en una asombrosa universidad :)



4 comentarios:

  1. Agradecida por acceder a éste artículo, bellísima la pasión y amor por laborar con las letras y los pequeñines. Todo un mundo coqueto se teje entre los lectores, la curiosidad, el juego, las emociones y la disposición de los espacios que invitan a la lectura por convición y no por descarte. Bellas recomendaciones!!!!

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    1. Gracias, Victoria. Eres muy amable al tomarte el tiempo de leer el contenido y comparir tu opinión. Espero leerte más seguido por este medio.

      Un abrazo.

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  2. Hola Elena, muy interesante y totalmente de acuerdo en el manejo por parte de algunos directores de las bibliotecas escolares, actualmente leo a la pequeñitos de preescolar una vez a la semana. Te escribo en breve para comentar sobre los inconvenientes a los que me enfrentó cuando los niños suben a la biblio.
    Felicidades!!!! Gracias. Mi nombre es Ana Gabriela y vivo en Tlaxcala

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    1. Gracias, Ana. Saludos hasta Tlaxcala. Me encantará recibir tus experiencias ¡Muchas gracias y estamos en comunicación! :D

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